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La Gioconda, también conocida como la Mona Lisa, es una pintura de Leonardo da Vinci, uno de los grandes artistas del Renacimiento. Da Vinci tuvo una enorme influencia en Florencia, donde fue un referente del movimiento renacentista e inspiración para otros genios como Rafael que, atraídos por artistas como él, se mudaron a Florencia en busca de crecimiento personal e intelectual. La Gioconda es una de las pinturas más comentadas y admiradas del mundo. Aunque no siempre fue así. Su enorme fama surge casi de repente siglos más tarde del fallecimiento de Leonardo. Y, con su fama, misterios y teorías que la envuelven mientras ella se protege en su peculiar sonrisa. ¿Sonrisa?

La Gioconda y Florencia

¿Qué tiene que ver la Gioconda con Florencia? Pues mucho. Sobre todo porque la Gioconda era una mujer florentina, cuyo retrato fue encargado a Leonardo da Vinci mientras vivía en Florencia y, por lo cual, fue pintado en Florencia. Da Vinci se mudó de Florencia a Roma y posteriormente a Francia y se llevó con él la pintura. A su fallecimiento, la Gioconda pasó a ser propiedad del rey francés. Con los años, revolución francesa de por medio, el cuadro acabó en el Museo del Louvre, donde todavía se conserva en la actualidad.

De un trabajo inacabado a la pintura más mediática

La Gioconda nunca había sido una obra elogiada durante la vida o inmediatamente tras la muerte de da Vinci. Es más, que Leonardo se la llevara consigo significa que, como muchas otras veces, no cumplió con su encargo y no finalizó el cuadro. De hecho, se sabe gracias a estudios con rayos X que bajo la Gioconda que vemos hay otros 3 modelos sobre los que el genio fue cambiando la pintura.

La Gioconda era ‘’simplemente’’ un retrato más de Leonardo da Vinci. Un trabajo inacabado más. ¡Si Leonardo pudiese ver en lo que se ha convertido!

El Risorgimento Italiano irrumpió con fuerza en el Bel Paese, el movimiento de unificación de Italia tuvo por fin éxito y todo el territorio fue unificado con Garibaldi y Vittorio Emanuele II en el 1870. A partir de ese momento, el Risorgimento fue acompañado también por el refuerzo de la cultura italiana y el ensalzamiento de los grandes personajes italianos. Entre ellos, da Vinci. Ante ello, Francia intentó sacar pecho y comenzó una ‘’lucha’’ cultural por la apropiación de la figura artística de Leonardo. Al fin y al cabo, el genio había acabado sus días en Francia y los galos contaban con alguna de sus pinturas… ¡la Gioconda!

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Representación de la Gioconda siendo transportada.

Un robo que inició todo

Los franceses, a inicios del siglo XX, aprovechando la situación, comienzan una campaña publicitaria sobre la Gioconda y da Vinci. Es entonces, en el 1911, cuando un antiguo trabajador del Louvre, de nacionalidad italiana, roba la pintura. Y no sólo esto, lo hace para ‘’pelear’’ en esta batalla cultural y lleva el cuadro a la Galería Uffizi, en Florencia. En sus palabras ‘’el lugar donde pertenece’’. El director de los Uffizi llama a la policía y al Louvre para devolver el cuadro a Francia. Antes, la Gioconda hace un tour por Italia y se expone en museos de Florencia, Roma y Milán.

La Gioconda, en el Louvre, era lo que había sido toda su existencia: un cuadro más. La gente pasaba por su lado indiferente. Cuando la Gioconda dejó sólo su contorno en la pared por su ausencia, miles de visitantes acudían a ver la escena y a fotografiarse con el vacío que dejara el cuadro. Nacía la Gioconda como producto, como fenómeno de masas.

La Gioconda: la joven Lisa desde Florencia al centro de los focos

A su vuelta al Louvre, esto siguió multiplicándose. El cuadro comenzó a estudiarse por científicos, historiadores del arte y expertos de todo tipo. El fenómeno no ha parado desde entonces: camisetas con la Mona Lisa, libros de teorías sobre su sonrisa, investigaciones sobre su identidad…

No deja de ser algo sorprendente, incluso bello que la joven Lisa del Giocondo, una joven que pasó la mayor parte de su vida en el convento de Santa Úrsula en Florencia, pintada por Leonardo da Vinci (quizás en su casa cerca de la Plaza della Signoria) en un retrato jamás entregado, sea hoy la pintura más famosa del planeta. Una increíble historia nacida en Florencia.

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La Gioconda observando a los incontables visitantes que acuden a verla cada día.

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