En la Plaza della Signoria, al lado del Palazzo Vecchio, casi como formando un espectacular escaparate dentro de tres arcos de perfectas proporciones, se encuentra la Loggia dei Lanzi. Se dice que Florencia es un museo al aire libre. Pues la Loggia dei Lanzi lo es… literalmente.
Dentro de esos tres arcos, bajo un recinto cubierto, se alojan multitud de estatuas para disfrute de todos. De los florentinos y de los viajeros, las 24 horas del día todos los días del año. Un lugar que, por difícil que sea de creer, es público y está siempre abierto. Es, simplemente, un componente más de la plaza. Una auténtica maravilla.
Loggia dei Lanzi: ceremonias, asambleas y lanceros
La Loggia nació en el siglo XIV como un lugar dedicado a celebrar las ceremonias y asambleas públicas, ya que en el Palazzo Vecchio era el centro del poder de Florencia. Así, todas las gestiones, participara o no el pueblo, podrían hacerse en la misma Plaza della Signoria.
Fueron los Medici, una vez más, quienes le dieron la finalidad que aún conserva hoy en día, un lugar dedicado a exponer arte. Incluso son culpables de su nombre. Pues se empezó a denominar Loggia dei Lanzi (de los lanceros) desde que Cosimo I de Medici la utilizó para reunir allí a sus soldados lanceros.
De las armas… al mármol y el cincel
En un primer momento, los Medici trasladaron algunas estatuas ya en su posesión a la Loggia pero, pronto, decidieron potenciar su belleza e hicieron encargos a importantes artistas para que crearan esculturas destinadas a exponerse allí.
La más conocida de todas es la de Perseo con la cabeza de Medusa, realizada por Benvenuto Cellini. Sin duda la estrella de la Loggia. Pero hay algunas otras muy destacadas como el Rapto de las Sabinas o Hércules y el centauro de Neso, ambas de Giambologna.
Si la Plaza della Signoria es algo imprescindible en cualquier viaje a Florencia, sin duda la Loggia dei Lanzi tiene gran culpa de ello. Un lugar imperdible.
