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La historia de Florencia nos ha dejado algunas figuras femeninas muy destacadas. Mujeres de Florencia que han dibujado la forma de la ciudad, de su arte e incluso de nuestra cultura. Algunas desde el poder, como Catalina y Ana Maria Luisa de Medici, quienes supieron imponerse en un mundo de hombres influyendo en la historia como pocas.

Otras desde su amor por el arte y la lucha por ejercer su pasión a pesar de las dificultades. También tenemos entre las mujeres de Florencia a algunas de las musas más influyentes de la historia del arte. Beatrice Portinari o Simonetta Vespucci fueron admiradas por toda la ciudad, donde sus grandes artistas las plasmaron en sus obras, que cambiarían el mundo y nuestra cultura para siempre.

Mujeres de Florencia: Catalina de Medici

Catalina de Medici fue una de las dos reinas de Francia que tuvieron los Medici. Durante el siglo XVI, a pesar del gran poder de los Medici, a los ojos de la realeza francesa no dejaban de ser banqueros. Y, ellos, realeza y dueños de Francia. Catalina no sólo rompió estas duras reticencias de algunos nobles y miembros de la realiza al matrimonio con el príncipe Enrico. Superó también el desigual interés que Enrico tenía hacia ella, con múltiples amantes e hijos extramatrimoniales. Por si fuera poco, le costó mucho tener un hijo entre ellos. Aunque finalmente tuvieron dos niños.

Catalina acabó convirtiéndose en reina de Francia, pero sufrió la pérdida de su marido y de su hijo mayor. Contra todo, cayó sobre ella la regencia de Francia y la llevó con mano seria y firme. Aquella hija de banqueros acabó siendo la dueña de Francia.

Guardó un gran luto por Enrico y siempre vestía de negro. Por esto y por su duro carácter a la hora de reinar, la llamaron la reina negra.

La figura de Catalina es importantísima para la historia e incluso la gastronomía. Fue ella la que llevó a Francia instrumentos y platos que hoy en día ni imaginaríamos que venían de Italia gracias a ella. Algunos de ellos son el tenedor, las crepes, la sopa de cebolla y… la ropa interior.

Beatrice Portinari

Beatrice Portinari es no sólo una de las mujeres de Florencia sino una de las mujeres por excelencia en la literatura. Amor platónico de Dante en su vida y también en su Divina Comedia. Dante y Beatriz se encontraron muy pocas veces en su vida. Aunque ambos vivían en el mismo barrio, el barrio de Dante, y compartían iglesia.

Es probable que ni siquiera llegaran a intercambiar palabra. Pero Dante estuvo siempre locamente enamorado de ella. Incluso la precoz muerte de Beatrice lo sumergió en una oscura depresión.

Beatrice, receptora de este amor ya legendario, se convirtió en un elemento habitual en la pintura e incluso en una especie de diosa del amor. En la iglesia de Dante de Florencia, donde está enterrada, miles de cartas de amantes le piden que conserve su amor.

dante y beatriz
'Dante y Beatriz', Henry Holiday.

Simonetta Vespucci

Si hablamos de musas, seguramente no haya una más grande que Simonetta Vespucci. A mediados del siglo XV, Simonetta nace en la República de Génova. Allí crece y se enamora de Marco Cattaneo. Ambas familias eran poderosas así que el matrimonio benefició a ambas. Al casarse, los jóvenes deciden mudarse a Florencia donde los Medici los reciben con un banquete en su honor.

En ese primer encuentro, toda la corte, incluidos Lorenzo El Magnífico y su hermano Giuliano, quedan prendados de la belleza de Simonetta. Quien vivirá en el mismo barrio que Sandro Botticelli.

Botticelli encontró en ella la belleza absoluta. Convirtiéndose al momento en su gran amor y en su musa para siempre. Un amor no correspondido, ni a Botticelli ni a tantos otros, pues Simonetta amaba a su marido. No es seguro siquiera que llegara a tener contacto directo con Botticelli pero, este, uno de los grandes pintores del Renacimiento, pintaba en sus obras a Simonetta haciéndola protagonista de su arte.

El Nacimiento de Venus o la Primavera, pinturas que marcan la historia del arte, tienen a Simonetta Vespucci como rostro de las figuras femeninas.

La joven era ya en vida todo un mito de belleza. Toda Florencia la admiraba y estaba enamorada de aquella chica que era Venus en la tierra. A su muerte, con sólo 23 años, Lorenzo El Magnífico permitió darle un funeral de grandes honores. Aquellos reservados sólo a los grandes duques o mayores personajes de la ciudad.

El propio Lorenzo, la noche del funeral, escribiría que vio a una estrella en el cielo quitar brillo a las de su lado. Simonetta había llegado.

simonetta vespucci
'Retrato de una mujer ideal', de Botticelli, con el rostro de Simonetta.

Ana Maria Luisa de Medici

Ana Maria Luisa de Medici fue la persona con la que remató el linaje de los Medici. Esa estirpe que había gobernado Florencia por casi 400 años y que pasaría a manos de la familia Lorena.

Pero no es una de las mujeres destacadas  de la historia de Florencia por esto. Ana Maria hizo algo por lo que todavía debemos agradecerle. Algo por lo que Florencia permaneció siendo y es lo que es.

Amante del arte y la cultura, temía que los Lorena deshicieran todo el trabajo artístico que los Medici realizaron durante siglos. Se llevaran obras de Florencia, las vendieran, cambiaran monumentos, modificaran o cerrasen museos… como era el caso de la Galería Uffizi

Así, Ana Maria hizo firmar a los Lorena el Pacto de Familia. Un tratado en el que los nuevos dueños de Florencia se comprometían a no sacar de Florencia, o cambiar, ninguna obra de arte o pieza de interés de la ciudad. Asegurando que los florentinos podrían seguir disfrutando de ellas así como cualquier turista.

Mujeres de Florencia: Plautilla Nelli

Plautilla Nelli es sin duda uno de los artistas destacados del Renacimiento en Florencia. Esto ya es todo un hito. Pero, siendo mujer… infinitamente más. Y, más difícil aun siendo monja. Todo esto era Plautilla Nelli. Una mujer cuya pasión por la pintura destrozó cualquier tipo de barrera. Como nadie le enseñaría a pintar, lo hizo de manera autodidacta, hasta que los monjes detectaron su enorme talento y le facilitaron dedicarse a la pintura de su convento. La fama de Plautilla no tardaría es salir de las paredes del mismo y pronto familias adineradas le encargaban pequeñas pinturas religiosas para sus casas y palacios.

Nelli no se paró allí. Para que cualquier compañera que tuviera su misma pasión no pasara por las dificultades que tuvo ella, enseñó a pintar a toda aquella monja que quisiera y acabó montando su propio taller de mujeres pintoras. Totalmente eficiente e independiente.

El talento de Plautilla es tan grande como su determinación. En la iglesia de Santa Maria Novella tenemos una de sus pinturas más aclamadas, La Última Cena. La cual es, además, la primera vez que una mujer en la historia pintaba dicha escena.

La figura de Plautilla fue tan grande que Giorgio Vasari incluyó su biografía en su obra sobre la vida de los grandes artistas del Renacimiento.

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'La Última Cena' de Plautilla Nelli.

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